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Escuela Agrotécnica Eldorado: Una escuela al servicio de su gente

El pasado y el presente de una escuela que brinda una oportunidad de crecimiento a familias agricultoras de Misiones. La Escuela Agrotécnica de Eldorado (EAE) cumple el próximo 19 de abril, 63 años de existencia, luego de que en mayo de 1959 se creara por decreto el “Colegio Bachillerato Agrario” en la localidad de Eldorado, fue casi un año después que esta escuela abrió sus puertas a la comunidad. Con una primera matrícula de sólo 17 alumnos provenientes de distintas colonias cercanas que tenían entre 15 y 17 años, y un único estudiante de 13, se constituyó como la primera escuela pública de nivel medio con orientación agropecuaria de Misiones.

Para entender el porqué de su surgimiento, es necesario observar el contexto misionero de la época. Además de ser un territorio recién provincializado, su economía estaba muy ligada a la producción agrícola de materias primas como el té, la yerba mate, o las industrias del tabaco y la madera.  Victor Revilla, había egresado en 1958 de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Plata y se instaló en Misiones poco después, trabajando como ayudante de Washington Segovia, quien estaba a cargo de la Asesoría Agrícola de Eldorado.
“Éramos asesores de los productores de la zona norte de Misiones y nuestras reuniones generalmente las realizábamos en las chacras y/o escuelas. En ese ir y venir notábamos que los chicos que terminaban la primaria no tenían posibilidades de seguir estudios secundarios. Ahí nace la idea de crear la escuela”, cuenta el ingeniero Revilla, quien fue posteriormente director de la misma, entre los años 1974 y 1979.
Una vez que fue aceptada la propuesta educativa por el gobierno provincial, se pusieron manos a la obra. Se eligió el lugar, se prepararon los programas de estudio y se articuló un plantel docente. “Los primeros profesores de orientación técnica fueron hermanos paraguayos, el ingeniero Oscar Doria, el agrónomo Spezini, el veterinario Villalba. En esa década no existían todavía suficientes profesionales en la provincia para cumplimentar el plan de estudios”, explica Revilla.
La escuela creció y se consolidó como una alternativa educativa de la región: “A medida que se iniciaban nuevos años lectivos, la escuela alcanzó un liderazgo muy particular, máxime por su participación en eventos deportivos, exposiciones agropecuarias, culturales, etc.”, explica su exdirector.
Posteriormente, en 1974, la EAE pasa a conformarse como unidad académica dependiente de la Universidad Nacional de Misiones incorporándose a la dinámica institucional universitaria; y entre sus ampliaciones, incorporó como orientación el área forestal.

Estudiantes de la Agro
Muchos estudiantes se han formado en sus aulas y sus historias son diversas. María Antonia Carre cursó desde 1984 hasta 1989 en “la Agro”. Su recuerdo de la experiencia educativa es muy positivo, aunque admite que “en primer año tenía solamente tres compañeras y los demás alumnos, varones. En segundo año fui la única alumna en toda la institución.” Con los años, si bien numéricamente la cantidad de varones fue en general más amplia, esta diferencia tan marcada de un género sobre otro, fue equiparándose.   
La elección de María por la EAE tuvo un carácter ligado a la impronta familiar de la que provenía, al ser la suya una familia agricultora. También le interesaba lo vinculado a la producción de alimentos o la cría de animales. “La formación siempre fue de excelente nivel en el aula y en el campo con docentes comprometidos con nuestra formación y con un alto sentido de pertenencia”, recuerda.
María sigue formando parte de la EAE, pero con otro rol: se incorporó a los 21 años como preceptora. “Desde 1991 trabajo en la institución y todos los conocimientos adquiridos los vuelco a los alumnos, durante el acompañamiento diario a su formación desde mi área de trabajo y durante las salidas a campo cuando tengo la oportunidad”, comenta.
Enzo Zanazzo, oriundo de Eldorado, tiene 19 años y cursó hasta hace no mucho tiempo en la EAE. “Escogí la escuela por recomendaciones, por los animales y por mis amigos que también ingresaban. Me encantaba ir a la escuela y pasaba más tiempo en ella que en mi casa, muchos la consideramos como un segundo hogar”, cuenta. Si bien no proviene de un contexto rural, siente que los conocimientos adquiridos le son de utilidad para muchas cuestiones cotidianas: “Saber utilizar las maquinarias agrícolas y manipular herramientas fue de mucha ayuda en variedad de actividades, desde talar árboles con motosierras o acondicionar un jardín con moto guadaña, sembrar o implantar nuevos. Con prácticas de manejo dadas en la escuela con tractores y camionetas, pude obtener sin tantas dificultades la práctica necesaria para adquirir la licencia de conducir, también el saber reparar y mantener un vehículo”, explica el ex estudiante.
Si bien Enzo finalmente se inclinó por la carrera de contador público -prosiguiendo en la educación pública a través de la UNaM- considera importante la existencia de una escuela de estas características: “En un país como el nuestro, la agricultura es de suma importancia, por lo que es indispensable que exista una institución dedicada en la formación de personas en esta área”. Y también, por el rol social de la EAE: “es de suma importancia que exista, que forme profesionales, cuidando el medio ambiente, generando el sustento diario de cada familia”, resalta.
En relación con el tipo de conocimiento adquirido, María rescata los aspectos más vinculados a la vida en comunidad y el desarrollo de aptitudes comunicacionales y vinculares: “Se apunta a una formación integral del joven, en todos los aspectos, social, productivo, familiar. Además de la adquisición de sus conocimientos específicos, también la práctica de valores, y el aporte positivo a la sociedad”.